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Obituario. Jose Antonio Carrobles y su legado damasquinado.

Jose Antonio Carrobles, y su legado damasquinado.

¿Te has enterado de lo de Carrobles? Este mensaje de Whatsapp no podían ser buenas noticias, y no lo eran. El shock, la extrañeza… ¿qué ha ocurrido? Compartíamos, además de la pasión por la psicología y los años en que coincidimos profesionalmente y por estudios, la pasión por la natación. A ver, ¿cuántos largos te haces tu? Nadaba yo más que él, sí, pero él hacía marcha nórdica, algo que a mí me hacía correr en la dirección contraria. Era un hombre sano, luchador, involucrado con su profesión hasta que se ha marchado. De su relevancia dentro del mundo de la psicología no solamente en España, sino a nivel europeo ya han comentado otros compañeros. Un currículo espectacular, y una carrera que no empezó por el camino fácil. Algún biógrafo espero relate los años en los que no todo fueron libros, y sí ganarse la vida de una forma muy toledana. Lo del damasquinado en esta despedida no es ningún chascarrillo, sino un homenaje. Como profesor, aprendimos mucho de él, tenía paciencia infinita con sus alumnos y estaba dispuesto siempre a escuchar y a ayudar si era necesario. Como compañero de profesión, abrió puertas, compartió conocimientos y siempre estaba dispuesto a escribir algún libro más, por si no tenía bastantes ya publicados. Su cabeza y su experiencia daban para haber engrosado aún varios estantes de las temáticas de psicología en las librerías (que aún quedan).

¿Qué ha pasado? Apenas estuvimos compartiendo mesa en la pasada Noche de la Psicología en junio. Alguna compañera todavía estaba empeñada en buscarle novia, previo filtro, revisión por pares y aprobación final. ¿Por qué no? Abierto a la vida, a no parar, a seguir, con las botas puestas. Los ojos le brillaban de forma especial con la menor de sus hijas. Mi hija me quiere mucho, anunciaba en su estado de WhatsApp. Lo siento, Marta, de corazón. Sé que los tuyos también se encendían de orgullo, y los de los dos con un amor que solamente padre e hija saben entender. Me alegro infinitamente, por los dos, de que hayas tenido esa experiencia tan bonita, que te acompañará y te dará solidez como persona durante toda tu vida.

Todavía en shock, intentando digerir la noticia, te digo, te decimos, adiós, José Antonio. Jose. En mi nombre y en nombre de todos los que sé que te valoraban y te querían de verdad. Has sido una persona clave en la vida de muchos de nosotros y te recordaremos siempre con el respeto y el cariño que te mereces.

Jose, lo tuyo con el teléfono no tiene nombre. ¡Lo que tardas en responder a los WhatsApps! Ya está. Ya no responderás, ni pronto ni tarde. Ya no podremos reprocharte, siempre medio en broma, ni esperar a que nos devuelvas esa eterna sonrisa con la que afrontabas lo fácil y lo difícil.

¿Adiós? No. Me niego. Solamente puedo repetir una y mil veces Gracias. Mil gracias. De corazón.