Número 3 Vol. 12 2021


Actualidad: Reseña sobre película
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Reseña sobre la película "La boda de Rosa" (2020) de Icíar Bollaín

Film Review. ?La boda de Rosa? (2020)

Mª Teresa Herranz Yagüe

Práctica privada, Madrid, España


Páginas Artículo e29

DOI https://doi.org/10.5093/cc2021a23

PDF cc2021v12n3a26.pdf

EPUB 1989_9912_cc_12_3_e29epub.epub

Contenido

FICHA TÉCNICA

Título Original: La boda de Rosa

Dirección: Icíar Bollaín

Guion: Icíar Bollaín y Alicia Luna

Fotografía: Sergi Gallardo y Beatriz Sastre

Reparto: Candela Peña, Nathalie Poza, Sergi López, Paula Usero y Ramón Barea

País: España

Año: 2020

Género: Comedia dramática

SINOPSIS

Rosa, mujer de mediana edad, toma la decisión de dar un giro a su vida, dejar su trabajo y las obligaciones y compromisos que había asumido y retomar un proyecto vital aparcado. La muerte de su madre precipita este cambio y da sentido a esta nueva etapa: reabrir el taller de costura de su madre en Benicasim. A través de la celebración de una boda diferente (la suya propia) irá desvelando la fragilidad de los miembros de la familia y consolidando la fuerza de esta decisión transformando a todos.

Sobre la película:

Icíar Bollaín nos invita en La Boda de Rosa (2020) a reflexionar sobre el cambio en la vida promovido desde el compromiso y la responsabilidad propia, sobre el cuidado de los demás y el cuidado propio, sobre la autoestima. Lo hace apoyándose en el ritual simbólico de una boda con una misma.

El guión ha sido elaborado en colaboración con Alicia Luna a raíz de un trabajo de investigación sobre las ceremonias de boda sin cónyuge que se están realizando en Japón y en otros lugares del mundo, incluido España.

Con la muerte de su madre, Rosa (encarnada por Candela Peña) se encuentra ante su propia muerte representada en el desmoronamiento de su cuerpo en la playa –imagen mitad real y mitad onírica y símbolo de su agotamiento- que sirve de entrada al viaje que realizaremos a su lado en esa carrera alegórica de comprometerse con ella misma. El cuidado hacia los demás y la entrega desmedida le ha conducido a no tenerse en cuenta a ella y a no escucharse. Decide por ello dar un giro radical a su vida, dejando su trabajo en la ciudad (Valencia) y planteándose comenzar de nuevo en una pequeña ciudad costera de la que es originaria la familia, Benicasim. Este giro radical lo simboliza en lo que va a llamar botón nuclear, toque mágico y ficticio para representar lo que siempre es un proceso largo y trabajoso cuando se trata de cambios importantes en el proyecto de vida y que supone el punto de partida del cambio al que convoca a la familia: la boda, con ella misma, como acto simbólico desde el que comprometerse a cuidarse y a quererse a ella misma.

Desde la primera escena, Icíar Bollaín nos sumerge en el proceso de preparación de dicha celebración, con un ritmo frenético y representativo de la inercia que ha hecho a los personajes desconectarse de sus necesidades y deseos. La idea llamativa o chocante de casarse con ella misma va siendo introducida poco a poco. Juega con esa sorpresa y el desvelamiento de la misma a lo largo del film, con frescura y ligereza, permitiendo al espectador proyectarse desde el imaginario y lo fantástico. El contraste entre lo que uno espera y lo que sucede lo vamos a ver a través de la alternancia de tiempos entre lo que sabemos espectadores y protagonista y lo que van descubriendo el resto de personajes, mostrando la facilidad con que la que prejuiciamos y lo difícil de la comunicación humana: el padre de Rosa imagina a su hija casada con su novio, la hija se siente decepcionada por no saber de esta relación, etc.

La protagonista sabe que el giro que quiere dar a su vida va a implicar a todos los miembros de su familia. En palabras de la propia directora: “es una familia disfuncional y un poquito surrealista pero que se quiere”. La hermana menor que había sido flexible y adaptable, desarrollando en exceso la heteroconservación, va a tratar de presentarse con voz propia dándose un reconocimiento a sí misma. Mediante un efecto dominó, en cada miembro de la familia se precipita una crisis propia: los éxitos profesionales de los hermanos (protagonizados por Nathalie Poza y Sergi López) se asientan en grandes fragilidades personales –con distintas formas de dependencia- que van a ser revisadas a raíz de la crisis generada por la protagonista. A través de toques de humor y alegría va a sostener estos aspectos dolorosos. Apoyándonos en la teoría general de sistemas planteada por Ludwig von Bertalanffy en la década de 1940, observamos cómo la sinergia de la familia se pone en movimiento, el cambio en una parte afecta al resto del sistema.

Desde un aspecto cinematográfico, quiero destacar el trabajo de dirección y producción en relación al tratamiento del vestuario y al trabajo con las luces y las texturas; en especial, en las escenas de reencuentro con el taller de costura de la madre a través de las cuales nos permite la directora asomarnos al dolor de la pérdida con calidez y ritmo lento y deleite, en un entrelazado de luz, maderas, tejidos y recuerdos. La importancia del color y de la luz llega a su punto álgido con la elección del rojo como color para el traje de novia, simbolizando así la fuerza para dar el cambio deseado y salir de la dinámica anterior. Desde el punto de vista de los personajes, destaco la vertiginosa rapidez verbal y de movimiento, con un ritmo que puede acercarse a lo esperpéntico para connotar la desconexión de los mismos y la falta de escucha para con los demás, denunciada a través del personaje de la hija (Paula Usero) dando voz a la esperanza en boca de la juventud. El interrumpirse y no escucharse se plantea como polaridad frente a la idea matriz de escucharse a una misma y responsabilizarse de esa escucha.

La propuesta planteada por Icíar Bollaín la veo como una parte de ese proceso de interacción continua entre tener en cuenta al otro, cuidarlo y entregarse a la relación y el egoísmo puntual que supone escucharse o priorizarse. En definitiva, estar en un continuo de negociación y pacto con uno mismo y con los demás, con lo externo y con lo interno. La ficción nos permite simbolizar, a través de los rituales, una parte de todos los apoyos que todo proceso de cambio importante conlleva.


Correspondencia

Para citar este artículo: Yagüe, M. T. H. (2021). Reseña sobre la película “La boda de Rosa” (2020) de Icíar Bollaín. Clínica Contemporánea, 12(3), Artículo e29. https://doi.org/10.5093/cc2021a23